El Plan Pastoral o Plan de Acción Pastoral recoge en un documento, la reflexión, análisis y planificación del trabajo anual de la Diócesis de Carabayllo. Se publica anualmente y comparte con todos los integrantes de la Diócesis los planes mensuales y sus justificaciones desde la realidad y la fe hacia los pasos que deben darse para la conversión, la acción significativa el gesto personal.
En su espíritu religioso, el Plan Pastoral es el objeto de planificación en una diócesis, es aquella acción que entra directamente bajo la misión apostólica de la Iglesia. Aquella acción que, confiada por Cristo a los apóstoles y en ellos a sus sucesores los obispos, debe ser orgánicaa y dinámicamente realizada y coordinada, con la colaboración de todos los bautizados, para el cumplimiento de su misión como Iglesia enviada al mundo.
Acción apostólica que incluye toda la realidad de la diócesis, esto es:
- todas las acciones que se refieren al triple oficio o “munus” de evangelización y catequesis, de liturgia y vida espiritual, de caridad y misión; acción que la Iglesia local realiza tanto a servicio del crecimiento del pueblo de Dios como el de los cristianos comprometidos en la transformación del mundo;
- todas las personas bautizadas, aunque en modos y grados diversos, en cuanto constituyen el sujeto de la acción apostólica;
- todos los organismos e instituciones que canalizan la comunión y participación de todos los bautizados en las diversas instancias del gobierno de la Iglesia.
En síntesis, la acción apostólica incluye a todos y a todo lo que esté incluido en la misión de la Iglesia y en cuanto ésta es responsabilidad del ministerio apostólico confiado por Cristo a los obispos con los presbíteros y diáconos, al servicio de la unidad. Este es el ámbito de la acción pastoral.
Esto no quiere decir que se planifica toda la vida de la Iglesia: lo que toca al estilo de vida de las personas en su ámbito privado, a las estructuras y asociaciones informales propias de la espontaneidad de la vida cristiana, a la vida interna de las instituciones religiosas, de los grupos, asociaciones y movimientos apostólicos y a la misma acción apostólica que los bautizados realizan cotidianamente y de modo informal. Sobre todo esto el obispo debe vigilar por la autenticidad de la vida cristiana pero no es objeto de la coordinación pastoral del obispo.
Pero, la acción apostólica que todos estos realizan como Iglesia y, de alguna manera, oficialmente reconocida por ella, cae bajo el ministerio y la coordinación del obispo, y por lo mismo, es objeto de planificación.
De este modo se respetan los diversos dones y carismas y, al mismo tiempo, se coordina toda la acción apostólica a favor de la unidad-santidad del pueblo de Dios. A ésta, Cristo condicionó la conversión del mundo.